JUANA DE AMERICA

Que te fuiste para siempre,
incrédulo escuché un día,
desorientada quedó mi mente,
sumido en profunda melancolía.

Desempolvé tus libros de poesías,
para empaparme de ti...Juana
y ahora sé que nunca llegará el día,
en que olvide tus versos de soberana.

Recordé tu voz y se me estrujó el alma,
cuando niño, tus luces, iluminaron mis noches,
y tu imagen, Juana, me acercó el alba,
que en versos, hoy, son un divino broche.

Adios y hasta pronto, Juana de América,
mis lágrimas te despiden mudas,
fuiste protagonista de historias homéricas,
que relataste al mundo, con el alma desnuda.

Adios y hasta pronto bendita Juana,
que disfrute Dios de tu fibra poética,
que aún muerta de tu alma emana,
con tu rima sencilla y perfecta métrica.

Fuiste y serás por siempre nuestra
y como ayer, mañana será mi meta,
recordar con cariño la muestra,
de todo lo sublime, que creó tu alma de poeta.


SILDAGO