Cual figura celestial, divina,
te apareciste en mi camino,
y yo necio, entonces, me creí tu amo.
A los conjuros de brujos y adivinos,
recurrí, para enlazar nuestros sinos,
y ya no viví feliz, me volví insano.
Luego, la locura fustigó la inquina,
que guió sediento a mi puño asesino,
que golpeó sin descanso tu rostro vano.
Si hoy viera tu imagen dañina,
escaparse burlona de mi destino,
te lo juro, como ayer, no detendré mi mano.
¡ Escapa ! Vete lejos de mi retina,
mujer errante, vacía de tino,
nunca sabrás lo que es amar en vano.
SILDAGO
te apareciste en mi camino,
y yo necio, entonces, me creí tu amo.
A los conjuros de brujos y adivinos,
recurrí, para enlazar nuestros sinos,
y ya no viví feliz, me volví insano.
Luego, la locura fustigó la inquina,
que guió sediento a mi puño asesino,
que golpeó sin descanso tu rostro vano.
Si hoy viera tu imagen dañina,
escaparse burlona de mi destino,
te lo juro, como ayer, no detendré mi mano.
¡ Escapa ! Vete lejos de mi retina,
mujer errante, vacía de tino,
nunca sabrás lo que es amar en vano.
SILDAGO
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