DE LOCOS...UN POCO.

Si lográramos ser totalmente cuerdos,
completamente racionales...
¿seríamos más sabios, más inteligentes,
más felices, más normales?
O por el contrario...
¿no seríamos demasiado transparentes,
sin imaginación y predecibles?...
A veces un poco de ignorancia y de locura
nos hace más humanos y más creibles...

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Soy uruguayo, oriundo de Bella Unión, Artigas, tengo 53 años, estoy casado y tengo dos hijas.

Las Estrellas que alumbran mis noches sin luna...

domingo, 6 de diciembre de 2009

LA CRECIENTE

¡¡Se viene la creciente!!
-gritó nervioso mi tío-
¡¡No hay quien frene al río,
hay que desalojar urgente!!

Y todo es movimiento,
unos cargando camas,
otros con el ropero a rastras,
-mientras saltábamos de contentos-

Es que éramos niños y nos agradaba
la idea del agua en la puerta,
con su pasaje de cosas sueltas
y de peces dentro de la sala.

Pero...más tarde la tristeza,
de nuestra casa removida
y por las aguas sumergida
nuestra quinta y su riqueza.

..............

El regreso...a limpiar todo,
con tristeza y lágrimas,
maldiciendo al agua
que al irse nos dejó su lodo.

Y cuando todo se olvida...
¡¡otra vez la creciente!!
y aquella sensación tan presente
de que Dios nos castiga.

¡¡Clases no hay,
el agua llegó a la escuela!!
-quizás la más bendita secuela
de tus crecientes Río Uruguay-

SILDAGO


A MI VERO...

Corre jubiloso el niño entre la hierba
y retoza ufano el perrito con su amo
mientras trepan colinas y cruzan sierras.

Sólo un instante detienen ambos sus fiestas,
fue como una premonición...antes de caer el rayo,
como avanzada de otros rayos y cercanas lluvias.

Pero absortos en si mismos y en sus juegos,
no apuraron el paso por el sendero cercano
y continuaron felices, el perrito y su pequeño amo.

Recién cuando cortinaron al frente las gruesas gotas,
tiritaron de frío y miedo el niño y su perrito blanco,
buscando ambos el techo de aquél frondoso árbol.

Se hizo la noche, se inundaron campos y caminos,
mientras abrazados, pretendieron vencer al frío y al llanto,
tanto el desolado niño como su perrito asustado.

Lentamente pasó la tormenta y despertó el día,
y también lentamente despertó el niño aún atherido y mojado,
pero el perrito continuó soñando con colinas y sierras,
porque su propio calor a su amiguito había regalado.

SILDAGO

TARDE DE LLUVIA

Tarde triste de llovizna fina,
de sol oculto tras nubes bajas...
una canción se desparrama
por la calle vacía y mortecina.

No hay otros ruidos, sólo silencio
que quiebran las gotas en la ventana,
mientras en la cocina, flota el olor intenso
del aceite que hierve y se inflama.

Tarde gris de tortas y pasteles
que endulzan horas tempranas oscurecidas,
costumbre antigua de mates y manteles
que alegran a la familia reunida.

Comedor repleto, ahora si, de gritos y cuentos,
de estufa a pleno y luces encendidas,
tarde de lluvia y furibundo viento,
que torna obligatoria la intimidad compartida.

SILDAGO

REDENCION

A ti te hablo destino,
que inconciente armaste mi brazo,
que, entonces ágil cual feroz felino,
abrió su vientre de un tajo.

A ti te grito destino,
que hiciste de mi lo mas bajo,
que me aborrezcan cual asesino
y me agredan con escupitajos.

A ti te insulto destino,
por tratarme con sarcasmo,
por mancharme con sangre del vecino,
al que apuñalé hasta el hartazgo.

........................................

A ti te agradezco destino,
que me quiten hoy el lazo
que me condenaba al camino,
por el que transitan los ocasos.

A ti te escribo destino,
por mostrarme al atajo
por el cual escapé a mi sino,
de viento helado y mortal abrazo.

SILDAGO